martes, 28 de octubre de 2014

La habitación del pánico (Panic Room, David Fincher, 2002)



La habitación del pánico es un punto de inflexión en la carrera de David Fincher. A partir de aquí, su estilo se depuró enormemente, dejando a un lado los jugueteos con la cámara, el apabullamiento visual a base de filigranas para convertirse en un narrador de primera, dejando que sea la propia historia la que atrapa al espectador, sin ayuda de malabarismos. No quiero decir que desde este título, Fincher haya dejado de ser uno de los directores más atractivos a nivel visual, porque eso sería falso, sino que a partir de ahora, la forma se someterá al fondo.

Como digo, Fincher se tomó este thriller de suspense, acerca de las vicisitudes de Meg, una madre recién divorciada, y Sarah, su hija diabética, la noche que estrenan su nueva casa en Manhattan, cuando un grupo de ladrones entra en ella y se ven obligados a refugiarse en una habitación del pánico, como un divertimento, un ejercicio de escapismo después del agotador rodaje que supuso Fight club (El club de la lucha, 1999): apenas hay un escenario en toda la película, la casa, quitando el inicio y el final, que están rodadas en la calle.

Pero aunque la intención de Fincher fue hacer algo ligerito, la producción tuvo muchos problemas, empezando por la sustitución de la inicialmente prevista Nicole Kidman como actriz principal debido a unos problemas en la rodilla, y siendo sustituida deprisa y corriendo (sólo 9 semanas antes del inicio del rodaje) por Jodie Foster, que además estaba embarazada de su segundo hijo, lo que obligó a trastocar el plan de rodaje.
Además, Fincher tuvo varios desencuentros con la distribuidora de la película, Columbia Pictures (Sony) a la hora de afrontar la promoción de la cinta, no sólo para su estreno cinematográfico, sino también para su edición en formatos domésticos. Y para colmo, se opuso a remontar la cinta cuando la MPAA se lo "recomendó" para recibir una calificación PG-13 y le endosaron una R por su contenido violento y su lenguaje malsonante (sic).

En fin, que dejando a un lado todas estas visicitudes, y centrándonos más en la propia cinta como tal, si algo queda claro, es que esta película es, quizás, el mayor exponente del Fincher malabarista. Esta cinta es una palomitada, sí, pero no es lo mismo una palomitada de Fincher que, digamos, el 99% de los directores americanos que se mueven por el sistema de Estudios. Fincher entiende el material con el que trabaja y lo enfoca de la únic amanera posible: lo formal por encima de todo. A fin de cuentas, no es más que un thriller de suspense sin subtexto de ninguna clase. Como digo, es un divertimento como la copa de un pino, con un manejo del ritmo y de la tensión, que va increscendo durante su (ajustado) metraje controlado de forma milimétrica... Vamos, todo marca de la casa. Y sobre este pastel, la guinda: movimientos de cámara por toda la casa, metiéndose entre los barrotes de las barandillas, suniendo desde el hall por cada piso, bajndo y retorciéndose en cerraduras, etc...

Sobre este aspecto, destacar el plano-secuencia "falsete" que se marca el amigo cuando los ladrones llegan a la casa y cómo la cámara les va siguiendo hasta que consiguen entrar desde la entrada principal, pasando por e patio y el tejado. He dicho antes que era un plano-secuencia "falsete" porque realmente hay cortes y ayuda de CGI para poder realizarlo, pero los cortes están perfectamente integrados y realizados aprovechando la arquitectura de la casa y los CGIs no cantan, dando una sensación muy real.
Pero no sólo de virguerías vive el hombre, y Fincher utiliza todo su creatividad a la hora de ir desarrollando una set piece tras otra con un excelente uso de la planificación y el montaje, creando secuencias llenas de tensión como el descubrimiento por parte de los ladrones de que hay gente viviendo y Meg descubriéndolos y sus esfuerzos por despertar a Sarah y llegar a la habitación del pánico antes que los ladrones, o toda la secuencia del gas y su resolución o toda la parte final, de un ritmo endiablo, pero de una tensión que va en ascenso de forma progresiva hasta el estallido final de violencia dura, seca y directa.

Foster está bien como Meg. Quiero decir que es consciente del papel que tiene entre manos y se nota que se lo pasó pipa rodando esta cinta con un personaje que va tomando un perfil badass bastante potente. Kirten Stewart no esta mal, lo cual ya es un logro (Fincher es muy bueno) y afortunadamente su personaje no requiere más de lo que hace. El resto de protagonistas también están cumplidores, al servicio de la película, siendo conscientes de donde están y de lo que se traen entre manos. 
Aquí están todos para pasárselo bien, cobrar el cheque y darse el gusto de trabajar con uno de los mejores directores con los que se puede trabajar en USA.

Como digo, La habitación del pánico es un divertimento excelente, una palomitada de calidad, en la que destaca sobre todo lo formal por encima del resto. No es que la cinta requiera más. Ni menos.

Muy buena.



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